Reseña|Mario Kart World, adictivo, pero al debe.

¡El día por fin ha llegado! Ya tenemos en nuestras manos la nueva Nintendo Switch 2, una consola que llega para perfeccionar lo que su exitosa predecesora ya había logrado: conquistar no solo a los fans de la Gran N, sino también al público general. En esta ocasión, la consola debuta con un juego completamente nuevo que reinventa algunas de las mecánicas ya conocidas, mientras conserva ese sello distintivo de las alocadas carreras de Mario y compañía que tanto nos tienen acostumbrado.

Lo primero que vale la pena destacar es el apartado gráfico. Como suele ocurrir con el lanzamiento de una nueva consola, los títulos de estreno son la primera gran prueba técnica, y en este caso, Mario Kart World se siente dinámico, con mejoras visuales y detalles técnicos que serían difíciles de lograr en la primera Switch. Sin embargo, no llega a sorprender a simple vista. Probablemente esta decisión se haya tomado para priorizar la estabilidad del rendimiento, ya que en todo momento el juego se mantiene a unos 60 cuadros por segundo estables, tanto en el modo portátil como en el dock. En esta entrega, por primera vez, el juego se presenta como un mundo abierto, donde las pistas se entrelazan entre sí, ofreciendo una amplia variedad de posibilidades de juego. Factores como el clima, la iluminación y otros elementos del entorno influyen directamente en nuestras carreras, aportando frescura a la experiencia. Sin embargo, no todo es perfecto: en algunos momentos, este mundo abierto puede sentirse vacío, con poca interacción más allá de uno o dos personajes secundarios. Aun así, se agradece que, al momento de competir, las carreras se sientan dinámicas y con un rendimiento fluido, lo que mantiene la esencia divertida de la saga.

Uno de los puntos más fuertes de este lanzamiento es, sin duda, su jugabilidadque esta vez se siente más adictiva que nunca. El modo online destaca como su propuesta principal, permitiéndonos encontrar partidas rápidamente con jugadores de todo el mundo. Las carreras se sienten fluidas, caóticas y emocionantes, con resultados impredecibles: fácilmente puedes terminar en los primeros lugares en una partida, y en la siguiente, estar viendo el fondo de la tabla. Quiero destacar especialmente el modo Supervivencia, donde realmente brilla la experiencia de mundo abierto. En este modo, debemos llegar a determinados puntos del mapa para avanzar a nuevas pistas interconectadas, en una dinámica que mantiene la tensión durante varios minutos. Es un desafío constante que te mantiene al borde del asiento, tratando de no quedar eliminado.

Sin embargo, uno de los puntos más débiles del juego es la falta de modos offline más profundos. Aunque contamos con las clásicas copas en distintos circuitos, que nos permiten desbloquear numerosos personajes y vehículos, se extraña un modo que explote verdaderamente el concepto del mundo abierto. Sería ideal haber incluido un modo similar al que ofrecía Diddy Kong Racing en Nintendo 64, con una campaña entretenida que incluso incluía batallas contra jefes. En esta ocasión, el mundo abierto solo está disponible en modo libre, donde podemos explorar, descubrir secretos y coleccionar ítems o sellos para personalizar nuestra experiencia online, pero sin una narrativa o desafío offline que realmente lo aproveche.

En conclusión, Mario Kart World llega con una propuesta fresca que se posiciona como uno de los juegos más adictivos del momento, especialmente en su modo online frenético y competitivo. Todo esto acompañado de un extenso mundo abierto donde competiremos en pistas que abarcan tierra, agua y aire, ofreciendo una gran variedad de desafíos. Sin embargo, al igual que en otros lanzamientos recientes de Nintendo para Switch, se extraña una mayor profundidad en los modos offline. Esperamos que la Gran N mejore este aspecto con futuras actualizaciones, ya que, aunque el juego ofrece muchas horas de diversión, sería ideal potenciar un contenido offline más sólido para justificar el alto costo que tienen estos títulos actualmente. Aun así, está claro que tenemos Mario Kart para rato.