Yorgos Lanthimos dirige y ofrece un nuevo enfoque a la película surcoreana Save the Green Planet! (2003). En esta reinterpretación, el director cuenta con las notables actuaciones de Emma Stone (ya podemos confirmar que es su musa definitiva) y Jesse Plemons, en una historia que mezcla ciencia ficción, thriller psicológico y humor negro. Esta combinación de tonos, que por momentos puede resultar chocante o incluso de mal gusto para ciertas sensibilidades, es también uno de los puntos más discutibles de la cinta: su dificultad para definir con claridad un tono predominante.
El planteamiento central es simple: dos jóvenes obsesionados con teorías conspirativas secuestran a una influyente directora ejecutiva de una prestigiosa farmacéutica, convencidos de que es un ser extraterrestre. Profundizar más en el argumento sería entrar en terreno de spoilers, especialmente si no conoces la película original, ya que gran parte del impacto narrativo depende del desconcierto y la sorpresa que propone Lanthimos.

Lo que sí puede afirmarse sin arruinar la experiencia es el impecable trabajo de cinematografía, con encuadres estilizados y composiciones visuales que ya son sello del director. La banda sonora también destaca por su energía, incorporando hits contemporáneos como el de Chappell Roan, dotando a la película de un ritmo que contrasta con su oscuridad temática. En cuanto al elenco, Jesse Plemons brilla de manera particular. Su capacidad para transmitir tensión emocional desde la quietud y la seriedad de su rostro potencia la locura y la fragilidad psicológica de su personaje. Emma Stone, por su parte, interpreta con soltura las exigencias tonales del filme, aportando humanidad en medio del absurdo, proyectando eficazmente la lucha de poder discursivo de los 2 personajes principales de la cinta.
El guión avanza desde una lógica interna que busca constantemente generar desconcierto, llevando al espectador a momentos inesperados. La película plantea una reflexión crítica sobre por qué las personas caen con tanta facilidad en las conspiraciones: la necesidad desesperada de encontrar explicaciones sencillas a problemas complejos, la vulnerabilidad ante la desinformación y el rol de las grandes instituciones en reforzar esta confusión. Da la impresión de que los grandes misterios de la existencia humana se sostienen menos en la verdad objetiva y más en nuestra resistencia a cuestionar aquello que se nos presenta como evidente.

Bugonia es un carrusel emocional: su humor negro arranca sonrisas en situaciones incómodas, mientras que algunos de sus desenlaces generan genuino horror. Hay subtramas que se muestran, pero no terminan de explorarse, lo que puede generar cierta sensación de ruido narrativo. Sin embargo, incluso sin conocer la obra original, la película se mantiene como una experiencia cinematográfica singular en un año particularmente escaso en estrenos arriesgados. Altamente recomendada para seguidores del cine de Lanthimos y, sobre todo, para quienes disfrutan del cine irreverente, provocador y sin miedo a exponer ideas incómodas.
