En estos primeros meses de 2020 ha habido un incremento en los estrenos de dramas coreanos en Netflix, que ojo, no me molesta para nada, pero si me sorprende la magnitud que han tomado estas series y como día a día se dedican mas a la producción de estos. Luego de un exitoso 2019, Studio Dragon (encargado de dramas increíbles como lo son Memories of the Alhambra y Crash Landing on You) junto con Netflix realizaron una alianza estratégica para seguir entregándonos estos dramas de inmensa calidad. Pero no vengo a hablar de eso hoy.
El drama que nos convoca hoy en día es uno que no llamaba mi atención de inicio, es más, los primeros 2 o tres capítulos me resultaron bastante tediosos, pero sin duda me sorprendió lo increíble que se tornó a medida que se daba la historia. Aunque lo más dramático de esta son las temáticas que toca, que son sumamente alejadas a lo que suele ser un drama coreano tradicional (que es lo que mas me gusta de los dramas que produce Netflix, generalmente). Desde transexualidad hasta la xenofobia (en menor grado) e incluso enfermedades mentales (también en menor grado) son partes claves para el desarrollo de la trama.
Lo primero que Itaewon Class nos muestra es a un joven Park Seo-joon (She Was Pretty (2015); What´s wrong with Secretary Kim? (2018)) quien por querer hacer el bien, termina siendo expulsado de la escuela y con su padre despedido de la empresa donde trabajaba. Por si fuera poco, con los ahorros que tenía, su padre, en vista de la necesidad de trabajar, decide poner un restaurante, pero en un accidente automovilístico, este muere a manos de la misma persona a la que el joven golpeo y por lo que termino expulsado de la escuela.
Cuando Sae-roy (el nombre de nuestro personaje principal) se entera de esto, va en busca del asesino de su padre y lo golpea a tal punto de que termina en prisión por unos cuantos años y luego de otros 7 años trabajando en una fabrica, decide abrir con sus ahorros un bar-restaurant en el barrio Itaewon, en busca de convertirse en la mejor empresa gastronómica del país y superar a Janga, la empresa donde trabajaba su padre y que por culpa del heredero, este falleció.
Este ánimo de venganza lo lleva a conocer a gente nueva que le va a ayudar a lograr su cometido y en quienes se desarrollan las temáticas mencionadas anteriormente. La sociedad coreana sigue siendo sumamente cerrada e intolerante, sumamente homofóbica y es en este ámbito que la chef principal del restaurante es Transgénero, una temática sumamente sensible en este país y que lleva a muchos percances a lo largo de la serie. Pero sin lugar a dudas, lo que mas me encanta es que no proponen esto como algo malo, ya no. En Cheese in the Trap (2016) es posible ver como un chico homosexual es tratado como una basura total, y en ni un momento del drama se dice que ser homosexual es normal, al contrario, se les ve como un horror y nunca se contradice esto. Pero aquí no. Aquí, que el personaje sea transgénero solo ayuda a mejorar a la sociedad coreana con algo que existe y que aunque no les parezca, está ahí.
A pesar de su inicio lento y que piensas que el drama no llegará a mucho, te das cuenta que tiene muchísimos rasgos a lo Disney, con un montón de enseñanzas y moralejas a lo largo de la vida. Claramente esta alejado de ser una historia Disney o una historia común de dramas, pero vale totalmente la pena ver esta serie que lo que mas se encarga de mostrarte es que si perseveras, podrás cumplir todos los propósitos que pongas en tu vida, sin importar cuanto demores En el camino.
A esta increíble historia, que sin lugar a dudas no me arrepiento por nada de ver, le colocaré 5 cafés.