He seguido el trabajo del director Denis Villeneuve ya por bastantes años. Fui expuesto a su trabajo por primera vez con Prisioners (2013), con la cual estuve cautivado por su dirección y su estilo al momento de llevar a cabo un proyecto, eso me llevo a chequear sus trabajos pasados y estar atento a todos sus futuros trabajos. Sus proyectos van acompañados de un apartado artístico y un enfoque muy claro en lo que quiere transmitir en todo momento a la audiencia dando como resultado una experiencia bastante única a la hora de ver sus películas.
Dicho esto, me alegra decir lo impresionado que me sentí al salir del cine después de ver su última cinta Dune, una adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Frank Herbert. Impresionado no por mi falta de fe hacia la dirección de Villeneuve, si no como toma dos historias de ciencia ficción tan distintas y las logra plasmar de forma impecable en la pantalla. Me refiero por supuesto a su anterior película Blade Runner 2049, una secuela directa del clásico de 1982, Blade Runner, dirigida por el aclamado director Ridley Scott.
Primero cabe recalcar la historia de ambas películas. En Blade Runner 2049 nos encontramos con una historia en escala más pequeña que Dune, donde se centra mucho más en los diálogos de los personajes y como estos progresan a través de la película en una historia estilo Neo Noir y detectivesco. Blade Runner 2049 cuenta con un guion totalmente original, pero que sigue las ideas y temas de la primera película y además la expande. En cambio, Dune se puede describir como un “drama político” y en guerras interestelares a una escala inmensa donde tendremos muchos personajes y civilizaciones dentro de la misma historia, pero en la cual Villeneuve no abandona tanto su estilo como dirección a la hora de acercarse a la ciencia ficción, por lo cual creo que el factor clave entre ambas películas es la experiencia de inmersión que provoca en el espectador la historia.
¿Cómo logra esta inmersión? Varias cosas resaltan de inmediato, y lo primero que uno nota son sus ritmos. Blade Runner es una película lenta y pausada, que toma su tiempo a la hora de mostrarnos su mundo, tiene una historia que contar y la cuenta a su ritmo, tomándonos de la mano y llevándonos paso a paso a través de la narrativa, empapando al espectador con su obscuro, pero a la vez bello mundo, sorprendiéndonos de igual manera que al mismo protagonista, durante toda la película. El film posee una cinematografía exquisita, cordialidad de Roger Deakins, en donde cada cuadro se encuentra plagado de información y detalle, y que esta tanto al servicio de la historia como de los personajes.
En Dune, que a pesar de ser una película levemente más fluida en cuanto a ritmo que Blade Runner 2049, también se toma su tiempo en mostrarnos este mundo pero de una forma distinta. Los primeros cuarenta minutos de film nos encontraremos con bastante exposición e información importante para el espectador, pero mostrada de una forma muy interesante y siempre acompañado de visuales increíbles. En esta ocasión Villeneuve trabajó con el cinematógrafo Greig Freaser, que ya había mostrado un gran trabajo visual en Rogue One: A Star Wars Story y que es para mí una decisión muy acertada para Dune. Cada toma tanto de una nave espacial, de sus planetas, los gusanos de arena, se encuentra también acompañada ya sea de un personaje o algo más pequeño, creando un contraste increíble y dándole un tamaño y una grandiosidad a cada elemento del filme.
Otro elemento primordial es sin lugar a dudas sus bandas sonoras, que estuvieron a cargo de Hans Zimmer que realizó un trabajo a mi gusto magistral en ambas películas. Si bien en Blade Runner 2049 intentar comparar el trabajo de Zimmer con el de Vangelis sería injusto, Zimmer logra crear una banda sonora original, pero a la vez muy acorde con lo que fue en la primera película. Rememorando sonidos ya conocidos, pero dándole un toque más tecnológico y futurista que encaja perfecto con el nuevo mundo mostrado en pantalla y que resultan una experiencia única, sobre todo en cines.
Pero para mi gusto en Dune, Zimmer realiza su mejor trabajo hasta ahora, captando la mitología y el misterio del mundo creado por Frank Herbert a la perfección, creando “motifs” ya sea para los personajes o lugares primordiales dentro de la historia. Los cuales van variando a medida que los mismos personajes van cambiando y transformándose en una especie de guía para el espectador y también en perfecta armonía con lo visual.
Por último, cabe mencionar la dedicación y la atención al detalle que muestra Denis Villeneuve en ambas obras. Se nota a simple vista el amor que tiene por estas historias y de hacerles honor al representarlas. En el caso de Blade Runner 2049 al ser un guion original y solo teniendo de base la primera película logra crear junto a su equipo de producción una versión extremadamente fiel de este mundo distópico, donde los 30 años que separan las historias de ambas películas se difuminan para dar paso a un lugar totalmente palpable y creíble.
En Dune es distinto, al ser una adaptación de un libro tan icónico y querido, el respeto hacia la obra se ve reflejado en cada frame, siendo el mismo Denis el que menciona que cada vez que tenía una duda sobre como continuar el film volvía al libro para nunca perder el enfoque sobre lo que realmente deseaba mostrar.
Creo que ambas cintas son trabajos de arte que vale la pena apoyar para poder, como espectadores, seguir disfrutando de obras como estas en el futuro. Obras apasionadas, enfocadas y dedicadas como principal objetivo la experiencia de los espectadores, más que a los estudios o grandes productoras.