La verdad poco o nada sabia del universo de Fallout, si bien conocía de vista los juegos nunca llegue a probarlos, sin embargo, se sentía en el ambiente que era una saga de videojuegos que con el paso del tiempo conseguía más fanáticos. En tiempos en donde las obras basadas en videojuegos están en su máxima popularidad, tanto en series como en películas, se estrena este 2024, Fallout que con sus ocho episodios logró mantenerme al tanto de todos los sucesos que son narrados y que logró cautivar en mi persona descubrir más de este universo. Es raro comentar esto para un geek que la mayoría de las veces ve estas obras ya conociendo al «revés y derecho» el videojuego antes que la serie o película.
La trama de Fallout se desarrolla en un mundo post-apocalíptico en donde la guerra nuclear estalla en un Estados Unidos re-imaginado como una sociedad que se preparaba para ese suceso, siempre manteniendo la cultura que ha caracterizado al americano cliché llevado al extremo y su odio hacia el comunismo como sistema político y social, por lo cual anteponer la paz por la guerra será siempre una solución. Ante tal fatídico futuro unos pocos logran sobrevivir en refugios en los cuales luchan por mantener la sociedad americana y sus raíces para que en un eventual futuro en el cual la radiación permita poder vivir y desarrollar una nueva sociedad en la superficie a los supervivientes. Mientras tanto los pocos que lograron sobrevivir luchan entre ellos por la lucha de la existencia afrontando además la mutaciones y terribles consecuencias de la radiación. La serie toma como protagonistas a tres personajes Lucy MacLean (Ella Purnell) hija de uno de los supervisores del refugio 33, la cual afronta la decisión de rescatar a su padre que es raptado por una tribu de “salvajes” que vive en la superficie. El necrófago (Walton Goggins) un humano que se transformó en una criatura con aspecto mutante luego de la caída de las bombas, en su pasado fue un famoso actor de Hollywood y que trabajo para spot publicitarios de la empresa Vault-Tec y Maximus (Aaron Moten) un escudero de la Hermandad del Acero que está en búsqueda de la paz que le fue arrebatada por los sucesos de la guerra a temprana edad.
Un aspecto importante para destacar de la serie es como los personajes fluyen entre ellos en sus distintos tipos de relaciones, recordándonos mucho al ambiente que se sentía al ver las antiguas cintas de wésterns. La trama también consigue mantener nuestro interés en todo momento en donde en cada rincón se buscan respuestas a los traumáticos sucesos todo esto acompañado con mucho humor negro y gore que a más de uno lo hará sacar la vista de la pantalla.
La serie cuenta también con una crítica ácida a la sociedad moderna y el capitalismo, específicamente la norteamericana, en donde la poca flexibilidad de lograr acuerdos con las divergencias sociales y políticas, que se quedan reflejadas en medidas absurdas tomadas por los que obtengan el poder. Este punto se ve presente en todo momento en las en el comportamiento de cada personaje y sus motivaciones.
En conclusión, la serie de Fallout sorprende por su tramas, personajes y acción. En tiempos donde las adaptaciones de videojuegos se realizan de una manera simplista sin querer complicar las cosas por así decirlo, esta serie consigue valerse por sí misma, entregando un vasto mundo en el cual el espectador en cada momento se siente más integrado. Solo queda decir que gracias a esta serie ya quiero jugar los videojuegos de la saga Fallout.