He visto muchas producciones, ya sea películas o series, ambientadas en épocas pasadas, culturas ancestrales y tiempos remotos donde constantemente me pregunto mientras las observo ¿Esto habrá sido así? ¿Habrán actuado así estas personas en estos tiempos tan alejados de nuestra realidad y forma de pensar?
Siento muchas veces una sensación amarga, ya que es muy obvio que estas producciones son adaptadas para un estándar de público moderno, donde lo políticamente correcto es primero y la fidelidad de lo que se quiere contar pasa a un segundo plano omitiendo la importancia histórica con la que creo que debe contar cualquier película de época.
Dicho esto, no puedo estar más satisfecho con lo logrado por el director Robert Eggers y su equipo con The Northman en este aspecto, además de muchas otras cualidades que convierten a esta película uno de los grandes lanzamientos de este año.
Robert Eggers, que ya venía haciendo un increíble trabajo tratando con adaptaciones de épocas como lo fue con The Witch (2015) y The Lighthouse (2019), vuelve a demostrar una increíble maestría y obsesión a la hora de representar con mucho detalle y fidelidad la cultura y el folklore de sus obras con The Northman.
En esta ocasión se nos cuenta una clásica historia tomada directamente de las sagas nórdicas, en donde nuestro protagonista Amleth (Alexander Skarsgard) de embarca en una odisea en busca de venganza y además encontrar su propio destino. La historia puede parecer bastante simple, y de hecho lo es, pero esta de vez elevada gracias al exquisito trabajo a la hora de representar la mitología y cultura nórdica, mostrándonos sus iniciaciones, sus bailes y preparaciones antes de la batalla, e incluso rituales derechamente paganos, con una autenticidad y crudeza pocas veces vista y que da como resultado un vistazo real y consciente al mundo sobre el folklore escandinavo.
El film cuenta con muchos momentos oníricos para representar a las deidades y creencias nórdicas tan fuertemente arraigadas en esta cultura y donde muchos de estos momentos quedan a la interpretación del espectador, tal y como en The Lighthouse trató a las distintas leyendas y cuentos marinos de los cuales toma su inspiración.
La cinta juega constantemente con las expectativas del espectador con los distintos rumbos que toma la narrativa, convirtiéndose muchas veces en una historia mucho más personal que lo que uno creería inicialmente, donde contamos con personajes que uno no siente una especial empatía por las distintas acciones o códigos morales que tienen y que en cualquier película eso podría considerarse un fallo en la caracterización. Pero en esta película tiene total sentido ya que al fin y al cabo no podemos esperar que personas de esta época tan remota actúen o piensen como lo haríamos hoy en día y esto solo refuerza la autenticidad con la que se plasma el film.
Cabe destacar también, el gran trabajo en las actuaciones por parte de todo el cast. Todos se encuentran en un muy alto nivel y total compromiso con la producción. Alexander Skarsgard como Amleth hace un excelente trabajo al momento de plasmar el odio, sed de venganza y brutalidad de su personaje al igual que en los momentos en donde se le ve más vulnerable y en sus puntos más bajos. Ethan Hawke como el Rey Aurvandill, también se lleva unas escenas increíbles al igual que su esposa interpretada por Nicole Kidman, que, si bien tiene un rol menor, cumple muy bien su cometido en el film. Y dentro de este ámbito quiero hacer una mención especial a Willem Dafoe por su bizarra pero increíble actuación que resulta de lo más entretenida y a la vez terrorífica pesar de contar con pocos momentos.
En los aspectos técnicos la película es todo lo que cabe esperar de una producción de este calibre. Es impecable en todos los sentidos, con especial mención al trabajo de dirección y cinematografía. Nada luce falso o hecho en un estudio. La luz al igual que la oscuridad están tratadas de una forma muy realista al igual que la suciedad, el frio y la lluvia plasmada en los escenarios, provocando una sensación de total inmersión en este mundo.
Esta inmersión también se ve potenciada por el gran trabajo coreográfico y de movimientos de cámara que posee el film dándonos tomas largas de gran detalle y donde suceden muchas cosas a la vez dentro del frame, dejándonos siempre espacio para que el espectador pueda ver más.
Por supuesto, cada época debe estar acompañada de una banda sonora a la altura y The Northman no decepciona en este aspecto y nos entrega una experiencia sonora de primer nivel que vale la pena disfrutarla en cines. Tambores estruendosos y coros ominosos nos acompañas durante todo el film para dar un toque sobre natural y “fuera de este mundo” que calza perfecto con la temática principal de la película.
Como conclusión y en mis palabras finales podemos decir que The Northman es una película recomendadisima. Brutal, entretenida, además de muy fiel y única a la hora de plasmar su material de origen juntos con sus ideas. Si disfrutaste en su momento de The Witch y The Lighthouse, Rober Eggers lo ha vuelto a hacer con The Northman, marcando un estandarte para las películas épicas y de época para el futuro de este tipo de género cinematográfico.