Terminado de ver la nueva adaptación live action de Netflix basado en uno de los más populares mangas One Piece, como un fan de años de la saga no dude en redactar mi reacción a los primeros ocho capítulos de la serie, existía un gran pesimismo por las adaptaciones live action occidentales de obras de animes o mangas japoneses pasadas, pero esta vez fue una experiencia bastante “surreal” por buscar palabras para describirlo, ver parte del mundo basto y gigante de una obra en papel o animada siempre será un placer visual, pero el reto de reflejar eso a escala de nuestra realidad siempre será majestuoso y desafiante. Se podrían escribir muchas fórmulas de qué se necesita para adaptar bien una obra de un formato a otra, pero creo que todo se podría resumir en dos grandes directrices: respeto al material de origen y amor a la saga.
Como dice el titular el casting en una obra adaptada debería ser siempre un gran reto, son personajes que mucha gente siente y vive, incluso si es en un género literario tiene una visión mental sobre ellos, así que fallar en la caracterización de personajes puede ser decepcionante o causar bastante ruido en la progresión de una narrativa audiovisual, dejo como ejemplo Gandalf de la saga de El Señor de los Anillos, en algún momento se pensó en la idea de rediseñarlo para las cintas de Peter Jackson ya que suponía un cliché caricaturesco en la idea como se visualiza un mago, hasta que se pensó ¿acaso él no creó el concepto imaginario de lo que es ser un viejo mago? Con esto como ejemplo puedo decir que muchos personajes de la serie no escatimaron en mostrarlos con sus formas originales, mostrándonos personajes exuberantes y fantásticos, hombres peces, piratas circenses y la marina con sus uniformes que reflejan la autoridad, pero con diseños “variopintos”.
Pero en una narrativa fantástica no toda la puesta en escena se reduce a la apariencia del personaje, también en gran parte es la actuación y como los actores interpretan sus roles, y en este caso la serie de One Piece logra que todos los actores se comprometan en dar lo mejor y generar una verdadera inmersión a este mundo que en apariencia parece simple, pero como es sabido por los fans es bastante robusto y complejo dándonos la diversión y emotividad justa que nos tiene acostumbrado. Es un live action que se sostiene sólo, así que pueden ver la serie sin sentirse presionado por no seguir el anime o manga, así que me encuentro gratamente sorprendido por esta adaptación y con ganas de ver más en el futuro, con todo esto dicho se las recomiendo, quien sabe cuántos nakamas más se unan a su grande tripulación gracias a esta serie.