Reseña| The Brutalist: cuando el poder no nos acompaña.

Finalmente, gracias a los amigos de Andes Films logramos ver una de las películas que más aceptación ha tenido en la crítica especializada en los últimos meses y que se estrenará en nuestro país el próximo 20 de febrero. The Brutalist es un retrato duro de los tiempos de post guerra y como estos sucesos lejos del interés de las personas normales pueden afectar toda su vida. Una historia que nos pone en la piel de los que han perdido el poder y como el proyecto de hacer una nueva vida puede quedar en solo eso. Eso sí, como advertencia esta película se toma su tiempo en poder ser contada y en sus casi tres horas y media de duración veremos tantos temas de la condición humana que es difícil señalarlos puntualmente. Eso si tendremos un interludio de quince minutos cronometrados para poder continuar ver esta obra, por lo cual tendremos que tomarnos un tiempo si queremos verla en cine.

Como sinopsis, la película nos relata la vida de László Tóth (Adrien Brody) un arquitecto judío que debido a los acontecimientos de la segunda guerra mundial debe huir de su natal Hungría dejando atrás a su esposa y su vida profesional, con lo cual se dirige a los Estados Unidos en donde es recibido por Atila (Alessandro Nivola) quien intentará ayudarlo para que comience una nueva vida, todo esto acompañado a la incertidumbre de adaptarse a un nuevo país y además desarrollarse con pobres condiciones de vida.

Como decía al principio es difícil enmarcar los temas que trata The Brutalist debido que son tan amplios que podemos apreciar que toca temas relacionados al trabajo, el arte, la vida conyugal y familiar, las drogas entre tantos. Pero que no se malinterprete este punto, ya que la película no es compleja de ver ya que navega en una línea cronológica de sucesos que podemos llegar a presenciar la evolución de sus personajes y como el contexto acaba por mermar sus objetivos y sus buenas intenciones. Dentro de los punto que destacan en la cinta es la actuación de Adrien Brody como László Tóth, actor que ya lo hemos visto en la maravillosa The Pianist (2002), que esta vez en “primera instancia” pareciera que repite el papel que deslumbró en aquella película, pero luego de los primeros minutos vemos a un personaje complejo que tratará de usar los acontecimientos que caen sobre él para poder sobrevivir en un mundo en que las intenciones no siempre son claras.

Otro punto para destacar, es si bien la película es una historia de época, muchos de los temas son aplicables en los tiempos actuales, es así como un tema tan importante como la emigración (más cuando se da de una manera forzada) por lo cual ayuda a la reflexión en este tipo de procesos y como las barreras socioeconómicas parecieran un muro casi imposible de superar.

Como conclusión, The Brutalist llega a convertirse en una cinta imperdible si el espectador le gusta un tipo de cine reflexivo y que a su vez se regale el tiempo de visualizar esta obra tal como si fuera un buen libro. Todo esto ayudado de una grandiosa banda sonora y fotografía en la cual sentiremos una sensación de nostalgia “no vivida” cada vez que se proyecten las imágenes. Una película que nos sumergirá en lo mas profundo de la condición humana antes los cambios sociales y el progreso.